Y nos fuimos a buscar la luz del sol.
La Luz ya anidaba en nuestras almas
y el Sol fue cómplice de nuestro encuentro:
Brilló más que nunca en esa tarde nevada
y entró de lleno en nuestros corazones.
Y de cara a ese sol poniente,
encandiladas por su brillo y por su luz,
elevamos nuestro rezo
para limpiar, para sanar,
y el blanco inmaculado de la nieve
borró las sombras más profundas
y nos invadió la Paz
en el silencio de la tarde.
Y en el momento que nos abrazamos,
el tiempo se detuvo.
Y la Tierra también se detuvo.
Y fuimos CUATRO
para marcar el Norte,
el Sur, el Este y el Oeste.
Y una flecha de Amor hecha palabras
salió disparada de nuestras bocas
llevando un rezo,
una plegaria
a los cuatro puntos cardinales
De la Tierra
De Gaia
De la Pachamama.
Y en un abrazo de Amor fuimos UNO
pidiendo por el Universo,
entregando nuestro Amor
y nuestro rezo.
Más tarde fuimos CINCO
y nos volvimos Geometría Sagrada:
Universo, Tierra, Agua, Aire, Fuego.
Y sentadas en rueda
consagramos el ritual más ancestral
de reunirnos frente a la llama
para dar Gracias, siempre Gracias
para reunir y compartir
para entregar y recibir
para cantar y sonreír.
Y el último ritual de la tarde
en la penumbra de un atardecer desvanecido
con el gozo pleno
de sentir el Alma en Paz
y la sonrisa ancha
por la alegría de lo vivido,
el Fuego, poderoso alquimista,
se llevó el papel de nuestros sueños
para entregarlos, esperanzados,
a la inmensidad del Universo
y dejarnos felices,
confiadas de lo que vendrá
y el corazón agradecido.
Patricia Parada
En casa de Violeta
Cham, Suiza
28.12.2024
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